Ante los recientes hechos de
violencia y alarma en los centros comerciales, las gerencias de seguridad de
estos lugares están intercambiando información y evaluando la aplicación de
medidas inmediatas para restringir al máximo el paso de personas con armas de
fuego.
Sin embargo, llevar esta idea a
la práctica no va a ser fácil. Los centros comerciales atraen cada vez a mayor
número de personas. El Sambil Chacao puede ser recorrido por 30.000 clientes en
un sábado normal y se pueden aparcar 8.000 vehículos en su estacionamiento. Al
Tolón van en promedio 600.000 personas todos los meses.
Gerentes de seguridad de estos
dos centros comerciales indicaron que las primeras preguntas son: ¿dónde poner
los controles? y ¿qué tecnología utilizar? En estos casos, los visitantes van a
hacer compras y a pasar momentos de tranquilidad y esparcimiento. No pueden ser
sometidos a los rigores que pasan en los aeropuertos cuando van a tomar un
vuelo.
El 23 de mayo, los ministerios de
la Defensa y de Relaciones Interiores emitieron resoluciones que impiden el
acceso de armas a locales donde expendan licores o donde haya espectáculos
públicos. El gerente corporativo de seguridad de la Constructora Sambil, Isaac
Levy, dijo que lo más conveniente será colocar detectores de metales y
oficiales de seguridad en las entradas de los establecimientos.
El experto, que maneja la
seguridad de siete centros de compras en todo el país, señaló que a una función
de cine pueden acudir más de 500 personas.
"¿Qué vas a hacer cuando se
dispare un sensor? ¿Y si la persona que quiere pasar es una mujer o son los
escoltas de un alto funcionario?", se preguntó.
Las revisiones pueden durar entre
10 segundos y 15 segundos. Levy aseguró que los retardos en las colas podrán
ocasionar molestias o que el espectador llegue tarde a la función de cine.
Reincidencia. El fin de semana
pasado hubo alarma en una sala de cine en el centro comercial Tolón cuando se
detectó la presencia de un grupo armado, que aparentemente iba a robar al
público. La reacción del equipo de seguridad interna permitió neutralizar a los
delincuentes y detener a tres personas.
Sin embargo, este año han
ocurrido incidentes de sangre en el Boleita Center y en el Macaracuay Express.
En julio del año pasado hubo un robo colectivo en el cine de Concresa, y en
enero asaltaron la taquilla en el cine de un centro comercial de Naguanagua.
No obstante, la evaluación de los
voceros de Sambil y Tolón indica que los delitos más recurrentes son los hurtos
en las tiendas, especialmente de las grandes cadenas, así como las estafas en
los cajeros automáticos y las del tipo "paquete chileno". Esto abarca
98% de los casos.
Son realizados por cleptómanos y
hasta por bandas organizadas, como la llamada Los Sifrinos, que saca prendas de
las tiendas y las entrega a revendedores en el mercado de El Cementerio. Tres
miembros de este grupo fueron apresados en el Tolón el año pasado.
Se cree que se desplazaron a otros centros comerciales
Miembros del equipo de seguridad
de esa instalación, quienes también trabajan en El Hatillo y San Ignacio,
señalaron que al detectarse un modus operandi se transmite el alerta a los
colegas de los otros centros, pues muy probablemente los delincuentes se desplazarán
hacia esos sitios al verse descubiertos.
El problema es que esos grupos de
delincuentes generalmente utilizan a menores de edad para ocultar las
mercancías robadas, dijo Levy. Como se trata de delitos no violentos, al poco
tiempo los detenidos estarán nuevamente en la calle.
(Fuente: Diario El Nacional)
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